TEMA 12. - Islas Jónicas y Magna Grecia: La Atlántida
Actividad de lectura
CRITIAS: Tal como dije antes acerca del sorteo de los dioses -que se distribuyeron toda la tierra, aquí en parcelas mayores, allí en menores e instauraron templos y sacrificios para sí-, cuando a Poseidón le tocó en suerte la isla de Atlántida la pobló con sus descendientes, nacidos de una mujer mortal en un lugar de las siguientes características. El centro de la isla estaba ocupado por una llanura en dirección al mar, de la que se dice que era la más bella de todas, y de buena calidad, y en cuyo centro, a su vez, había una montaña baja por todas partes, que distaba unos cincuenta estadios del mar. En dicha montaña habitaba uno de los hombres que en esa región habían nacido de la tierra, Evenor de nombre, que convivía con su mujer Leucipe. Tuvieron una única hija, Clito, cuando la muchacha alcanza la edad de tener un marido, mueren su padre y su madre. Poseidón la desea y se une a ella, y, para defender bien la colina en la que habitaba, la aísla por medio de anillos alternos de tierra y mar de mayor y menor dimensión: dos de tierra y tres de mar en total, cavados a partir del centro de la isla, todas a la misma distancia por todas partes, de modo que la colina fuera inaccesible a los hombres.
Entonces todavía no había barcos ni navegación. Él mismo, puesto que era un dios, ordenó fácilmente la isla que se encontraba en el centro: hizo subir dos fuentes de aguas subterráneas a la superficie -una fluía caliente del manantial y la otra fría- e hizo surgir de la tierra alimentación variada y suficiente. Engendró y crió cinco generaciones de gemelos varones, y dividió toda la isla de Atlántida en diez partes, y entregó la casa materna y la parte que estaba alrededor, la mayor y mejor, al primogénito de los mayores y lo nombró rey de los otros. A los otros los hizo gobernantes y encargó a cada uno el gobierno de muchos hombres y una región de grandes dimensiones. A todos les dio nombres: el mayor y rey, aquel del cual la isla y todo el océano llamado Atlántico tienen un nombre derivado; porque el primero que reinaba entonces llevaba el nombre de Atlante. Al gemelo que nació después de él, al que tocó en suerte la parte externa de la isla, desde las columnas de Heracles hasta la zona denominada ahora en aquel lugar Gadírica, le dio en griego el nombre de Eumelo, pero en la lengua de la región, Gadiro. Su nombre fue probablemente el origen del de esa región. A uno de los que nacieron en segundo lugar lo llamó Anferes, al otro, Evemo. Al que nació primero de los terceros le puso el nombre de Mneseo y al segundo, Autóctono. Al primero del cuarto par le dio el nombre de Elasipo, y el de Méstor al posterior. Al mayor del quinto par de gemelos le puso el nombre de Azaes y al segundo, el de Diáprepes. Todos estos y sus descendientes vivieron allí durante muchas generaciones y gobernaron muchas otras islas en el océano y también dominaron las regiones interiores hacia aquí, como ya se dijo antes, hasta Egipto y Etruria.
Platón, Critias
En el año 2005, un numeroso grupo de expertos en variadas disciplinas de Ciencias de la Tierra se reunieron en Grecia para decidir, de acuerdo con la narración de Platón, los criterios que un área geográfica debía satisfacer para poder calificar como sitio en donde la Atlántida hubiera podido existir. Estos son los diez primeros:
1. El reino o ciudad principal (metrópolis) de la Atlántida debió estar localizada en una isla; partes de ella pueden aún existir.
2. El reino o ciudad principal de la Atlántida debió tener una geomorfología bastante complicada, integrada por anillos concéntricos de tierra y agua alternados.
3. La Atlántida debió situarse fuera de los Pilares de Hércules, en el Atlántico.
4. El reino o ciudad principal de la Atlántida era mayor que Libia, Anatolia, Próximo Oriente y Sinaí (combinados).
5. La Atlántida albergó una población que sabía leer y escribir, y que dominaba la metalurgia y la navegación.
6. El reino o ciudad principal de la Atlántida debió ser accesible con facilidad desde Atenas por el mar.
7. Alguna vez la Atlántida debió estar en guerra con Atenas.
8. El reino o ciudad principal de la Atlántida sufrió una destrucción física devastadora sin precedentes.
9. El reino o ciudad principal de la Atlántida debió haberse hundido enteramente, o en parte, bajo el agua.
10. El reino o ciudad principal de la Atlántida fue destruido 9000 años egipcios antes del siglo VI a.n.e.
Según estos diez puntos,
- ¿Dónde situarías la mítica isla de la Atlántida?
- ¿Qué extensión tendría?
- ¿Cuándo se destruyó?
En todo caso, tanto los textos como los parámetros elaborados por los expertos para su posible localización dejan claro hasta dónde pudieron llegar los navegantes griegos y la frecuencia de sus periplos (fíjate especialmente en las frases en negrita).
- ¿Qué región identificas con "Gadírica"? (si no lo recuerdas, repasa las colonizaciones)
1. Los griegos en la península Ibérica
“Después de que Coleo, un capitán samio, fuera desviado por vientos adversos del rumbo de su viaje hacia Egipto [...] como la tormenta no amainaba, atravesaron las columnas de Hércules y llegaron, bajo la protección de los dioses, a Tarteso. Esta plaza comercial era por aquel entonces aún desconocida. Cuando el barco regresó a Samos, volvió cargado de mercancías y productos tan ricos como nunca antes lo había hecho ningún barco griego, de lo cual tenemos noticias fidedignas”.
Heródoto
Las primeras noticias sobre los viajes de los griegos a la Península Ibérica y en particular al estrecho de Gibraltar, son, más que historia, leyendas: así las relativas a Heracles (Hércules), Perseo, Atlas y las Hespérides.
La primera fundación que conocemos fue la de Rhode en el golfo de Rosas, Gerona (siglo VIII a.n.e.). Pero fue un hecho puntual y no comprobado históricamente. Los viajes de los griegos a Iberia no se generalizarían hasta finales del siglo VII, con ocasión de una guerra entre Samos y Corinto que hizo escasear los metales en toda Grecia. Cuenta Heródoto que una nave samia, capitaneada por un tal Coleo, fue empujada por el viento "más allá de las columnas de Heracles", hasta Tarteso. La expedición fue exitosa a pesar del extravío.
Sea cierto o no lo que cuenta Heródoto, los foceos fueron los verdaderos protagonistas de la colonización de Iberia, penetrando más al Occidente que cuantos les habían precedido. Establecieron cordiales y fructíferas relaciones con los tartésicos. La fundación de Mainake, próxima a Málaga, posibilitó vías de comunicación con ellos que atravesaban las serranías de Ronda, evitando las rutas fenicias y cartaginesas.
Cerca de Gibraltar establecieron también otro asentamiento, Carteia, y se cree que algunos más. Finalmente fundaron Hemeroscopion, en la actual Denia, donde había minas de hierro y un puerto fácil de defender.
Fenicios y cartagineses reaccionaron pronto, ocupando las Baleares. Los navegantes focenses tuvieron que buscar nuevos caminos, y situaron en Cerdeña una base desde donde partían hacia el golfo de León. Allí fundaron Massalia (Marsella), que pronto se convirtió en el más importante mercado griego de occidente. Allí llegaban el ámbar del Báltico, el oro de Irlanda y los metales de la costa atlántica. Pronto se fundaron colonias por toda la costa levantina, entre Massalia y Hemeroscopion. La más conocida, y de ubicación cierta, es Emporion (Ampurias). Las demás solo son nombres para nosotros.
Andalucía en la Antigüedad
En Oriente se construyó la primera ciudad y orientales son las primeras civilizaciones. Algunos pueblos fundaron vastos imperios, otros decidieron explorar el mundo y comerciar con gentes de otras latitudes. Fueron fenicios y griegos los que se lanzaron al mar y fueron poco a poco extendiendo su influencia hacia el Lejano Occidente. En el confín del mundo se encontraba la Península Ibérica. Más allá del Estrecho pudo encontrarse la Atlántida antes de que se abismara en las profundidades del mar y de la historia. El contacto real con los pueblos que habitaban la Península confirmó algunos relatos, como Tarteso, cuya existencia ha sido demostrada arqueológicamente. Fue el inicio de un intercambio comercial y cultural muy beneficioso del que puedes encontrar una amplia información en esta página Iberia. Andalucía en la Antigüedad.
vídeo sobre la colonización griega en la península Ibérica
2. Texto griego: Atlas
ὁ Ἄτλας
Un Atlas Nacional constituye una síntesis de la realidad física, social y económica de un país, por lo que reúne toda la información geográfica necesaria para una adecuada toma de decisiones, tanto públicas como particulares. Sin embargo, es mucho más que eso: es un compendio del conocimiento sobre el territorio, sobre las modificaciones que la actividad humana ha producido en él y sobre las relaciones entre la inteligencia, la voluntad y la naturaleza. En todo caso, es una exposición rigurosa y objetiva que describe con criterio científico el relieve, el clima, las ciudades y sus habitantes, y la distribución de los recursos; en definitiva es un espejo del país. ... La Geografía de Claudio Ptolomeo, geógrafo griego del siglo II, se considera el primer atlas del mundo.
VV. AA.: Cartografía histórica del encuentro de dos mundos. Instituto Geográfico Nacional, 1992.
I
ὁ Οὐρανὸς πρῶτος παντὸς τοῦ κόσμου ἐβασίλευε. ἐγαμεῖτο δὲ τὴν Γῆν καὶ ἐτεκνοῦτο πρώτους τοὺς ἑκατόγχειρας· αὐτοῖς ἑκατὸν χεῖρες καὶ πεντήκοντα κεφαλαὶ ἦσαν. μετὰ τούτους ἡ Γῆ ἔτικτε τοὺς Κύκλωπας· αὐτοῖς εἷς ὀφθαλμὸς ἦν. ἀλλὰ τούτους μὲν ὁ Οὐρανὸς ἔκλειε ἐν τῷ Ταρτάρῳ. ἐτεκνοῦτο δὲ αὖθις ἐκ τῆς Γῆς παῖδας μὲν, τοὺς Τιτᾶνας· θυγατέρας δὲ, τὰς Τιτανίδας.
ἦν δὲ τῶν Τιτάνων ἔκγονος ὁ Ἄτλας. ὁ Ἄτλας δὲ ἔχει τὸν εὐρὺν οὐρανὸν ὑπὸ τῆς ἀνάγκης ἐν τοῖς τῆς γῆς πέρασιν· οὗτος τὸν οὐρανὸν ἐρείδει ἐν ταῖς ἀκαμάτοις χερσί τε καὶ τῇ κεφαλῇ.
La imagen de Atlas sosteniendo sobre sus hombros el mundo entero es, quizá, una de las más poderosas de cuantas sobreviven de la mitología clásica. Por eso, todavía hoy, denominamos "atlas" al libro que contiene en su interior los mapas de todos los continentes de la Tierra.
Pero si nos fijamos en las fachadas de antiguos palacios o de edificios gubernamentales seguro que descubrimos unos seres gigantes que sostienen con sus brazos balcones o terrazas; estas figuras arquitectónicas son conocidas como los atlantes.
Si sitúas el cursor sobre las palabras que están marcadas en azul en los textos se abre una ventanita con su significado. También puedes consultar el léxico que tienes en el apartado 2.2. Vocabulario. Y, sobre todo, encontrarás todas las palabras en la página vocabulario ilustrado griego, que incluye significados, ilustraciones, breves descripciones de los principales personajes de la mitología y la historia griega y enlaces a páginas con mayor información.
II
ὁ Προμηθεὺς τῷ Ἡρακλεῖ ἐκέλευε μὴ λαμβάνειν τὰ μῆλα, ἀλλὰ διαδέχεσθαι τὸν οὐρανὸν τοῦ Ἄτλαντος καὶ ἀποστέλλειν ἐκεῖνον.
ὁ οὖν Ἄτλας διεδέχετο παρὰ τῶν Ἑσπερίδων τρία μῆλα· ἀλλὰ ἔπειτα οὐκ ἐβούλετο αὖθις τὸν οὐρανὸν ἔχειν. τότε δὲ ὁ Ἡρακλῆς εὔχεται τῷ Ἄτλαντι προσκεφάλαιον ἐρείδειν ἐν τῇ κεφαλῇ. ὁ οὖν Ἄτλας τὰ μῆλα ἐπὶ τῆς γῆς ἔλειπε καὶ τὸν οὐρανόν διεδέχετο. οὕτως δὲ ὁ Ἡρακλῆς τὰ μῆλα ἐλάμβανε καὶ ἐχωρεῖτο.
2.1. Gramática
El imperfecto
Junto al tiempo presente encontramos un tiempo pasado que llamamos imperfecto. Ambos tiempos forman el tema de presente que se caracteriza porque expresa la acción verbal en su desarrollo, es decir, tiene un aspecto durativo (igual aspecto tienen los tiempos presente e imperfecto en castellano).
El imperfecto, y todos los tiempos pasados, está marcado por dos rasgos:
1. El aumento: un prefijo ἐ- que se añade al verbo si comienza por consonante (en próximos temas veremos qué sucede cuando el verbo comienza por vocal o diptongo).
2. Las desinencias personales, distintas de las que tiene el presente, y que se denominan desinencias secundarias.
Veamos algunos ejemplos:
- ἡ Γῆ ἔτικτε τοὺς Κύκλωπα, "Gea daba a luz a los Cíclopes".
- ὁ Οὐρανὸς ἐγαμεῖτο τὴν Γῆν, "Urano se casaba con Gea".
- ὁ Ἄτλας τὸν οὐρανόν διεδέχετο, "Atlas recibía el cielo".
También hemos leído algunas oraciones con el imperfecto del verbo copulativo εἰμί:
- ἦν δὲ τῶν Τιτάνων ἔκγονος ὁ Ἄτλας, "Atlas era descendiente de los Titanes".
- αὐτοῖς ἑκατὸν χεῖρες καὶ πεντήκοντα κεφαλαὶ ἦσαν, "ellos tenían cien manos y cincuenta cabezas" (recuerda el uso del dativo posesivo αὐτοῖς con el verbo copulativo).
Desinencias secundarias
Esta sería la conjugación de un verbo en imperfecto de la voz activa y otro de la voz media con las desinencias secundarias:
activa | media | |||
singular | ||||
1 | ἔ-τικτ-ο-ν | ἐ-δεχ-ό-μην | ||
2 | ἔ-τικτ-ε-ς | ἐ-δέχ-ου | ||
3 | ἔ-τικτ-ε | ἐ-δέχ-ε-το | ||
plural | ||||
1 | ἐ-τικτ-ο-μεν | ἐ-δεχ-ό-μεθα | ||
2 | ἐ-τικτ-ε-τε | ἐ-δέχ-ε-σθε | ||
3 | ἔ-τικτ-ο-ν | ἐ-δέχ-ο-ντο |
El imperfecto en voz activa y voz media consta de: aumento, raíz, vocal temática (ο/ε) y desinencias secundarias.
El imperfecto del verbo εἰμί tiene una conjugación irregular:
singular | |
1 | ἦν |
2 | ἦσθα |
3 | ἦν |
plural | |
1 | ἦμεν |
2 | ἦτε |
3 | ἦσαν |
El aumento (I)
Ya hemos visto que los tiempos pasados se caracterizan por un rasgo llamado aumento.
En los verbos que comienzan por consonante el aumento consiste en un prefijo ἐ-.
Con respecto a su naturaleza hemos de señalar dos peculiaridades:
1. En los verbos compuestos por una preposición (que debemos llamar preverbio), el aumento se sitúa entre el preverbio y la raíz del verbo simple (ejemplos: ἐκβάλλω, "expulsar"; imperfecto: ἐκ-έ-βαλλον).
Cuando el preverbio acaba en vocal, esta se pierde ante el aumento: ἐπιβουλεύω, "maquinar"; imperfecto: ἐπ-ε-βούλευον.
Sin embargo, esto no sucede con tres preverbios: ἀμφί, περί y πρό: περιτρέχω, "vagar"; imperfecto: περι-έ-τρεχον.
2. La única salvedad ortográfica afecta a los verbos simples que empiezan por ῥ: esta consonante se duplica tras el aumento: ῥάπτω, "coser"; imperfecto: ἔ-ρ-ραπτον.
2.2. Vocabulario
Vocabulario de los textos griegos sobre Atlas
ἆθλος, ου ὁ | trabajo | |
ἀκάματος, ον | incansable | |
ἀνάγκη, ης ἡ | necesidad, castigo | |
ἀποστέλλω | enviar | |
Ἄτλας, αντος ὁ | Atlas | |
γαμῶ | casarse | |
Γῆ, Γῆς ἡ | Gea, divinidad de la Tierra | |
διαδέχομαι | recibir de otro | |
δωρῶ | regalar | |
ἑκατόν | numeral | cien |
ἑκατόγχειρ, ος ὁ | Cienmanos | |
ἔκγονος, ον | descendiente | |
ἐκεῖνος, η, ον | pron demostrativo de 3.ª persona | aquel, aquella, aquello |
ἐνδέκατος, η, ον | undécimo | |
ἐρείδω | apoyar | |
Ἑσπερίς, ίδος ἡ | Hespéride, ninfa del atardecer | |
εὐρύς, εῖα, ύ | ancho, vasto | |
Εὐρυσθεύς, εως ὁ | Euristeo | |
Ζεύς, Δίος ὁ | Zeus | |
Ἥρα, ας ἡ | Hera | |
Ἡρακλῆς, έος ὁ | Heracles (conocido también por su nombre latino, Hércules) | |
θυγάτηρ, τρός ἡ | hija | |
κεφαλή, ῆς ἡ | cabeza | |
κλείω | encerrar | |
μετά | prep + Ac | después de |
μή | adv | no |
μῆλον, ου τό | manzana | |
Οὐρανός, οῦ ὁ | Urano, divinidad del cielo | |
οὕτως | adv | así |
παῖς, παιδός ὁ | niño | |
πᾶς, πᾶσα, πᾶν | todo | |
πεντήκοντα | numeral | cincuenta |
πέρας, πέρατος τό | fin, frontera | |
Προμηθεύς, εως ὁ | Prometeo, titán hermano de Atlas | |
προσκεφάλαιον, ου τό | almohada | |
Τάρταρος, ου ὁ | Tártaro (región de las profundidades del Infierno) | |
τεκνῶ, τεκνοῦμαι | engendrar | |
Τιτᾶν, ᾶνος ὁ | Titán | |
Τιτανίς, ίδος ἡ | Titánide | |
τρεῖς, τρία | numeral | tres |
χεῖρ, χειρός ἡ | mano | |
χωρῶ | alejarse |
2.3. Etimología: las manos y la cabeza
Bucéfalo (Βουκέφαλος) era el nombre del caballo de Alejandro Magno. Su nombre significa en griego Cabeza de buey, apodo que al parecer recibió el animal por el aspecto redondeado de su cara y la considerable anchura de su frente, donde además resplandecía una mancha blanca en forma de estrella. Las palabras que componen el nombre de Bucéfalo son βοῦς, buey, y κεφαλή, cabeza.
De κεφαλή procede también el término cefalea, que ya el mismo Hipócrates utilizaba para aludir a un violento y persistente dolor de cabeza.
Los moluscos cefalópodos son aquellos cuyas extremidades parten directamente de la cabeza: pulpo, calamar, choco... El nombre deriva, claro está, de κεφαλή y de la palabra ποῦς, ποδός, pie. Son animalillos por lo general más apreciados gastronómicamente que los quirópteros, orden de mamíferos, crepusculares o nocturnos, casi todos insectívoros, que vuelan con alas formadas por una extensa y delgada membrana o repliegue cutáneo, que, partiendo de los lados del cuerpo, se extiende sobre cuatro de los dedos de las extremidades anteriores, que son larguísimos... Habrás adivinado que se habla de vampiros o murciélagos. El nombre de quiróptero se debe a esas alas, grandes manos membranosas, de χείρ, χειρός, mano + πτέρον, ala.
3. Viajes míticos a Iberia
La literatura clásica recoge de una forma totalmente distinta a la de los testimonios arqueológicos los viajes “prehistóricos” griegos a Occidente. Las antiguas leyendas los vinculan a las hazañas de Heracles, Perseo y a acontecimientos míticos como la Guerra de Troya (los griegos consideraron estos relatos como hechos reales íntimamente ligados a su historia).
Así, en la mitología griega, Atlas ( Ἄτλας, "el portador") era un titán al que Zeus condenó a cargar sobre sus hombros la Tierra. Fue el padre de las Hespérides, Calipso y las Pléyades. Habitaba en el noroeste de África, donde poseía un árbol que daba manzanas de oro, algunas de las cuales Gea dio como regalo de bodas a Zeus y Hera. Este árbol formaba parte del jardín de sus hijas las Hespérides. Las manzanas de oro podrían haber sido nuestras naranjas, entonces desconocidas para los griegos.
Allí habría ido Perseo tras haber matado a Medusa, pidiéndole hospitalidad. Pero Atlas, que había puesto un dragón a vigilar su árbol de oro, no quiso recibirlo. Entonces Perseo le mostró la cabeza de la Medusa, convirtiéndolo en piedra, en la cordillera del Atlas.
Otras versiones cuentan que Heracles engañó al titán para que le entregara algunas manzanas de oro del jardín de las Hespérides como parte de sus doce trabajos. Según la leyenda, el héroe se ofreció a sujetar la Tierra mientras Atlas iba a buscarlas. Pero al volver, Atlas no quiso recibir su carga, pretendiendo que Heracles continuara para siempre en su lugar. Heracles le engañó al pedirle que sujetara el cielo un momento a fin de colocarse una almohadilla sobre los hombros para aguantar mejor el peso; Atlas accedió y entonces Heracles tomó las manzanas y se marchó.
El décimo de sus trabajos habría conducido también a Heracles hasta el fin del mundo. Más allá de las columnas que separaban el mar Interior del mar Exterior vivía un gigante llamado Gerión, cuyos rebaños de bueyes Heracles tenía que llevar a Grecia. Era un ser fabuloso que poseía tres cuerpos. El viaje de ida, antes de llegar a Eriteia (una de las antiguas islas sobre las que actualmente se asienta la ciudad de San Fernando) fue pródigo en aventuras, hasta el extremo que para conmemorar sus hazañas fueron elevadas las columnas que llevan su nombre, que separan Europa de África, es decir, la del peñón de Gibraltar (antigua Calpe) y la del monte Hacho en Ceuta (antigua Abila). Heracles regresó con con el ganado. Es fama que fue él quien separó las dos rocas para abrir el camino al océano Atlántico.
Estesícoro de Himera, poeta que vivió alrededor de 600 a.n.e., localiza aproximadamente el lugar donde se guardaban los rebaños de Gerión, “en una cueva escondida cerca de las innumerables fuentes de plata del río Tarteso”.
El escudo de España, el de Andalucía y el de otras ciudades andaluzas tienen como motivo principal estas columnas: